Diminuta coquetería... Una toalla de baño digna de la princesa que la va a utilizar. Con puntilla de bolillos (en esta ocasión ha sido la abuela la encargada de palillar) y un bordado que ni venido al pelo.
Y para la princesa mayor estas toallas tan amorosas como ella misma.
...Y para mi hija, que no se diga que en casa de herrero cuchillo de palo... La frase la ha elegido ella.